miércoles, 30 de septiembre de 2009

Humanidad en el Veleta

287254

Un grupo de montañeros ayuda a subir al Veleta a un alpinista granadino que quedó parapléjico hace 12 años”.

Cuando leo esto, no puedo más que emocionarme. Conozco a muchos de los protagonistas al ser miembros del foro en el que, cuando puedo, suelo participar. No quiero hacerles la pelota, no vaya a ser que se lo crean (es broma), pero si ya puedes adivinar a través de las palabras y actos que suelen reflejar en sus posts y respuestas del mencionado foro, como pueden ser como personas, cuando los conoces en carne y hueso, y cuando, como en este caso, realizan estas actuaciones, no les hace sino más grandes.

Ese día no fue una subida más a la emblemática cumbre de nuestra Sierra Nevada; un grupo de amigos habían gestado lo que hacía muchísimo tiempo se pretendía, que Ángel Briones, más conocido por nosotros con el sobrenombre de Alpamayo, pudiera volver a pisar la cima del Veleta. Este gran montañero de origen granadino, sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas hace unos años, limitándole para la actividad que tanto ama. Eso no le ha impedido seguir vinculado a ella.

Pues dicho y hecho, se fijó día y fecha, y desde los Albergues se partía.

287251 La subida fue larga pero más que con fuerza y resistencia se subía con corazón.287252

Los últimos metros fueron subidos a los hombros de los desinteresados montañeros, y por fin consiguieron un sueño, algo que hace es de justicia.

287253

En el periódico Ideal de Granada también muestran este gesto.

287718 287719

Y también se puede leer como Noticia en el Ideal Digital

Para saber más y mejor, aquí os dejo un enlace al foro de Nevasport: Alpamayo al Veleta: crónica de la última "Pelitantada", reltado magistralmente por Boticario.

287627

Me quedaría corto para mostrar todo lo que se merecen, pero está claro que no hace falta irse al Himalaya, o a los Andes para hacer grandes hazañas en la montaña.

domingo, 27 de septiembre de 2009

La soledad de las montañas

Portada002 copiaExisten situaciones en las que el pulso entre la cumbre y el montañero es cosa únicamente de ellos dos. Todo comienza cuando conoces la existencia de una montaña concreta y deseas, en  un intento de superación personal,  a toda costa poder subirla. Cuando ves la cima desde la base de la montaña, te puede parecer un reto imposible, difícil, y cómo no, disparatado. Pero la cabezonería del ser humano, unida a su soberbia es una característica muy propia de nosotros.

Es cuando te pones a pensar que dicha meta puede estar a la altura de tus posibilidades. Te hinchas de moral, de autoconvencimiento y valoras que por qué no vas a ser tú el que pueda conseguir llegar hasta ahí arriba. Entonces te pones a prepararlo todo, a organizarlo, te marcas un plazo para conseguirlo. Ese momento es muy peligroso, pues ya que estás convencido de tu capacidad no puedes volver a echarte para atrás, y has de sacrificar otras cosas que también son importantes.

La suerte está echada. Hay que recopilar y comprobar el material y organizarlo todo, al igual que prepararte física y mentalmente para la empresa que has decidido llevar hacia delante. Y en ello se va a invertir mucho tiempo y esfuerzo.

Cuando ya te encuentras en el camino surgen muchas dudas, de si no debería estar ahí, que qué estoy haciendo, si merecerá la pena tanto sacrificio, y esas cosas van minando la mente y la ilusión. Las jornadas se suceden y conforme uno se acerca al gran reto, hay días en los que uno se levanta henchido de moral y otros en los que dicha moral hay que buscarla en las más profundas fosas abisales.

La soledad es la única compañera de viaje, que no te abandona aunque uno ponga todo el empeño posible y piense que tiene fuerzas suficientes para eso y más. Pero la realidad es que uno está solo, frente a frente a la gran montaña, que aparece como un ser oscuro y tenebroso, inexpugnable para un insignificante ser humano, que como una  hormiga, osa enfrentarse a un descomunal elefante. ¿Dónde irás, insensato?

Mordor

La belleza que te atrajo de esa montaña, y las consecuencias de hoyar su cima, desaparece en un oscuro pozo, y se convierte en algo parecido al Monte del Destino, donde por un lado no quieres ir, pero por otro te ves en la obligación de hacerlo. ya no es tan bonito la ilusión y el empeño que le has puesto. La nieve, blanca e inmaculada, es ahora negra roca volcánica, áspera y cortante. Y encima te piensas que estás solo ¿o no?

En los peores momentos, cuando tus esfuerzos llegan a su límite, y sobre todo, cuando ya estás cerca de la cumbre, lo único en que se piensa es en abandonar, que esto te viene grande, que has subestimado la grandeza de tu reto, y no estás a la altura de las circunstancias. Miras hacia arriba y miras hacia abajo, y parece que el mejor camino es la huida.

Rick Ridgeway

Pero es en esa soledad, a punto de claudicar y de echar a correr hacia abajo sin mirar hacia atrás, con las exiguas fuerzas que te puedan quedar, cuando te das cuenta que no estás realmente solo:

Tu familia te alienta desde la lejanía, han puesto todos los medios a su alcance para que estés allí, y su imagen tiene que estar presente en cada momento que avances.

Tus amigos, te muestran su apoyo con pequeños detalles (como por ejemplo regalarte un libro, o llamarte por teléfono para charlar y darte ánimos) que son grandes signos de amistad y espíritu de camaradería, y que sabes que por ellos, te acompañarían al fin del mundo, pero que esta batalla lamentablemente no es suya, aunque de una manera u otra, participen.

Ese aliento, es el empujón que necesitas para seguir, un paso más, pararte para decir, no puedo, pero dar otro paso más, y otro, y otro, que sí, cada vez es más lento y cuesta más, pero gracias a esos ánimos, no pueda decir uno que no lo está intentando poniendo todo de su parte.

Puede que no se consiga la cima, que ella dictamine que no eres el “elegido”, pero lo que no puede quedar es que no se haya intentado.

Esta vida es como una expedición, en la que buscas la cumbre. Existe soledad en las montañas personales, pero en realidad, muchas veces, uno no está complemente solo ante ellas.

Karakorum

martes, 15 de septiembre de 2009

Edurne a la conquista de los 14 ochomiles

4193_73619218830_73436833830_1762574_2232086_nNuestra alpinista vasca ya se encuentra en el Tíbet, tras haber pasado varios días en Khatmandú y haber hecho un largo viaje hasta traspasar la frontera.

Esta vez le toca al Shisha Pangma, que si logra su objetivo, sería el decimotercer ochomil que Edurne conseguiría.

Shisha%20Pangma%20von%20Nordosten

En esta expedición le acompañan, Ferrán Latorre (cámara en altura), Asier Izaguirre y Álex Txikón, y los técnicos de TVE Sergio Casas y Sergio Alfaro, todos ellos coordinados por el subdirector del programa, Antonio Pérez.

7130_1248719736920_1197253761_751224_5782928_n

Esperemos que consiga su reto.