Fotografía y sensibilidad

Lo descubrí por casualidad. Mi hija había nacido recientemente y sus rasgos, con esos ojos rasgados tan lindos, me recordaban a esos niños tibetanos de ojos profundos y melancólicos. Quiso el destino que en la estantería de un supermercado, me fijara en un álbum de fotos en los que aparecía un bebé tibetano que se parecía sorprendentemente mucho a mi recién nacido retoño. Hasta tenía la misma postura de una foto que le hice nada más nacer y abrir sus ojos. Indudablemente, compré ese álbum de fotos, puesto que seguro que le iba a dar un buen uso.

Eso hizo que me interesara por el autor de la imagen, Olivier Follmi, cuyo trabajo he podido comprobar que es muy bueno, con una sensibilidad exquisita, buscando el lado humano de los pobladores de lugares tan remotos y a la vez bellos.

Nuestro protagonista muestra los más espectaculares lugares del planeta, sobre todo de Asia, pero desde la perspectiva humana, donde los rostros, tanto de niños como de ancianos son un libro abierto de la dureza del medio donde viven, de las dificultades a las que se enfrentan, y donde incluso, a pesar de todo, no pierden esa sonrisa, esa expresión que lo dice todo.

India, Tíbet, África, lugares donde a uno le gustaría perderse para vivir aventuras, pero lugares donde se encierra algo más que un paseo turístico, donde viven personas en condiciones muy austeras, pero que pese a esas carencias, intentan día a día sobrellevarlo con dignidad. La pobreza convive con la belleza, con grandes montañas, monumentos naturales a las que los turistas nos queremos acercar.

 

Un deleite para los sentidos.

Para ver más: Página de Olivier Follmi