Las montañas pueden ser los templos más impresionantes que la naturaleza pueda brindar y hacer homenaje a las fuerzas superiores que la crea, la destruye y la vuelve a crear. Tal vez, para ciertas creencias y religiones, el hecho de vivir en medio de una naturaleza tan salvaje y desproporcionada, en la que el hombre realmente se siente diminuto, apenas una minúscula referencia viva frente a las colosales formas que se elevan hasta donde la vista alcance sin que las cervicales sufran en demasía, provoquen que les confiera cierta divinidad a tales magnitudes.
Para los occidentales, el mero hecho de contemplar las montañas en muchas ocasiones se nos presenta como algo que hay que subir, un mero reto deportivo, de evasión y de divertimento. Pero las cumbres no deben ser objetivos en los que plantar un hito, una bandera o un mojón. Pueden llegar a ser algo más, y en este caso, el Monte Kailash, recoger ese halo de sacralidad que para dos importantes religiones de Asia representa.
Esta montaña es la Montaña Sagrada, lugar de peregrinación tanto para budistas como hinduistas. El Kailash se encuentra en una cadena montañosa perteneciente al Himalaya, la Gran Cordillera de este planeta, concretamente en Gandisé, dentro del Tibet, un lugar que si cabe le hace más grande por ser confluencia de tres de los grandes ríos de Asia: El Indo, el Sutlej y el Brahmapruta.
Es también una de las montañas más aisladas del Himalaya, en un área de difícil acceso y en la que esta prohibido escalar, su cima está virgen a las pisadas humanas.
El Monte Kailash, es una montaña que tiene una gran importancia simbólica dentro de las tradiciones de la India. Su simbolismo es, esencialmente el de centro del universo y morada de la divinidad. Para los hinduistas es su montaña sagrada por diversos motivos, entre ellos puesto que es en el monte Kailash donde reside Shiva, el dios de la destrucción.
Igualmente, para los budistas tántricos, existe la creencia que en las cumbres del Kailash reside el Buda Demchok. Existe una leyenda sobre la lucha entre dos magos budistas que quisieron se disputaron sobre quién sería el primero en subir la montaña, y mientras uno subía raudo y veloz, el segundo consiguió llegar antes, gracias a la meditación.
Cada año, miles de personas realizan una peregrinación al monte Kailāsh, siguiendo una tradición que se remonta a varios siglos atrás. Los peregrinos de varias religiones creen que circunvalar el monte a pie es un ritual que genera buena fortuna. Los hindúes y los budistas creen que esta circunvalación debe hacerse en la dirección de las manecillas del reloj, mientras que los jainistas y los bönpo lo hacen al revés. Ambos grupos creen firmemente que los demás ofenden a la montaña, por lo que deben ir un tiempo al infierno, para pagar ese pecado contra el Señor Śiva. El sendero alrededor del monte Kailāsh mide 52 km de longitud.
Gracias a esta consideración de montaña sagrada, su cumbre permanece sin escalar, o por lo menos no se permite. Algo que le hace aún más mística.
es un lugar fantastico y unos comentaris digno
ResponderEliminarde leerlos,y las fotos inmejorables
mi proximo viaje sera al kailash
ya eatuve en tibety mepal,viajamos de laza a katmandu en todo terreno,son experiencias unicas